martes, 27 de septiembre de 2011

Infatuation and its implications a.k.a Beware, it messes with your life

I) Versión analítica del asunto (y un tanto desesperada):

En esta debacle existencial que me tiene como protagonista, probablemente lo único que me conectó con el mundo en el último tiempo fue Amy Winehouse. El fenómeno fue simple y contra todos los pronósticos: de ser una cantante que subestimaba por completo, con una voz y unos singles que me resultaban por de más irritantes, pasó en poco tiempo a conmocionarme -esa palabra lo resume bastante bien. Mi cáscara de frialdad es especialmente impenetrable con la música, pero conocí estos álbumes, y los conocí, verdaderamente; y me transporté a otro mundo. No sé cómo pasó.
Su muerte fue posterior a mi sostenido encuentro espiritual con ella. La semana anterior al suceso directamente viví en otro estrato de la realidad; tuve experiencias oníricas, cuasi-metafísicas que rodearon su figura; mi escepticismo tambaleó (si mi tono denota solemnidad, pues debo decir que por primera vez es congruente con el significado a transmitir). E, igual que vos (porque en su momento vos no precisaste de tan alambicada explicación; más bien con dos frases resumiste el concepto) no puedo evitar irrumpir cuando se la menciona diciendo con orgullo 'yo la escuchaba desde antes'. (Por cierto, eso suena y es una tremenda trivialidad; pero en contexto... ay, ¡en contexto! Lo sé bien, sé del radical halo de estulticia que nos rodea cuando estamos infatuated, y sé de su asistencia perfecta a toda ocasión que lo competa. Pero ya no lo combato, ya no). Vos viviste el mismo misticismo que yo, a tu manera: por ejemplo, mientras a mí me golpeaban imágenes mentales al respecto volviendo de Miramar en micro con los auriculares puestos (menuda anécdota), vos recibiste la noticia de su muerte escuchándola a todo volumen 'while partying hard' (esas fueron tus palabras) en una fiesta casera a unos pocos cientos de kilómetros de (mantengo el aire): París. Sólo detalles. Detalles, simbólicos, de un abismo. En definitiva, lo que importa: no está bueno que ahora en mi vida se haya incorporado sistemática e irrevocablemente a todo exponente de A. W. el bonus-track de tener que recordar ese abismo y lidiar consecuentemente con el vacío (más bien, dolor) que me suscita.

II) Versión sintética del asunto (menos dramática, más digerible -o menos):

Ambos amamos a Amy Winehouse. Ambos la estamos escuchando intensamente, y desde antes del episodio trágico, lo cual tiene una implicancia fun-da-men-tal. Ambos tuvimos experiencias místicas alrededor de su figura. Ambos la mencionamos naturalmente en una conversación.
Situación personal: escuchar sus dos discos incansablemente obteniendo básicamente siempre el mismo efecto: restitución de las ganas de vivir, como ninguna otra cosa. Situación personal seguida: volverte sinónimo instantáneo de ella y venir aparejado -vos y todo lo que (me) implicás- cada vez que la evoco en cualquiera de sus formas, sin que pueda hacer nada al respecto.

III) La paradoja (esta vez, verle el lado positivo a las cosas no me resulta un cuento, sino la verdad):

Le diste sentido a sus letras.

IV) Reflexión suscinta sobre la contrapartida paradójica:

Ésta compensa todo lo demás.

V) Rol de la paradoja y/o consecuencia lógica de IV:

La paradoja es verdadero el núcleo del asunto, lo que me dispuso a contarlo.

VI) Síntesis:

Antes escuchar a A. W. me significaba felicidad instantánea, pero del todo vacua, porque estaba a años luz de captar siquiera algo de lo que transmite intencionadamente con sus canciones. Esto es: no la entendía. Ahora, felicidad embotellada no, más bien lo contrario; sin embargo, de pronto me siento parte de buena parte de su mensaje, comprendo de lo que habla, me empatizo, y todo se traslada a mi pequeño universo. Antes, yo iba a Amy, ahora Amy viene a mí. Las situaciones cambiaron, se alternaron los valores, pero lo sustancial permanece inmutable: antes y ahora, de una u otra forma, entrar en contacto con A. W. me hace sentir viva.

VII) Just for you to know
:

Basta comparar el título y la última frase resaltada en negrita de este texto, que expone lo más intrínseco de mi naturaleza, para darse cuenta de que en una escala de prioridades, A. W. está claramente y al fin y al cabo muy por encima tuyo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Approaching numbness

Cada tanto, mi mente exterioriza muchas de sus infinitas contradicciones y se desespera un poco por encontrarle sentidos o salidas: éstos de por sí son inhallables (como es evidente) o son hallables de modo acotado (¿cómo abordar racionalmente la psiquis con toda su complejidad?). No obstante, cualquier conclusión que se les acerque es potencialmente alivianadora del torbellino que suele venir aparejado con esa ‘exteriorización’ de lo desordenado e ilógico de mis pensamientos y pseudo-convicciones.

Cada vez me es más arduo y estresante pensar las cosas como un todo; esto es, aprehender mentalmente el mundo exterior de un modo general, universal. Podría en un intento durkheimiano de cosificar lo incosificable (si bien lo segundo en este caso sería aquello a lo que él siempre escapó: lo intrínseco de la psicología de un individuo, y no precisamente un hecho social exterior a él), establecer en mí una relación proporcional entre nivel de sentimientos depresivos y nivel de empleo de una perspectiva generalista de análisis de lo que me rodea y contiene como un ser social -posicionamiento frente al mundo que en mi retorcida mente es sinónimo de lucha contra mi propia ignorancia-. Well, I seek bliss, just as everyone. When I find bliss, then, I’m generally being particularist; thus, i'm missing everything! -or the feeling of this unavoidable fact is quite more intense-. Then I feel ignorant. Or ignorant in an untolerable way.

Este, entre otros razonamientos defectuosos arraigados en mi jour-à-jour, constituye un impedimento real para llevarlo. I mean... It's no longer thereotical bullshit. It's actual real-life-painful-joie-de-vivre-vacuum-cleaner-thoughts stuff here.