(A mí)
¿Cuándo vas a entender que una conversación está hecha de silencios?
¿Cuándo vas a entender que una conversación está hecha de silencios?
Dejá de empecinarte en acercarte al otro a través de la
exactitud de las palabras: esto sólo vuelve más opacos los diálogos, y así, las
relaciones.
Vos, romántica, de espíritu afín a las explicaciones cósmicas
-pero sobre todo a la belleza que en ellas reside-, ¿cómo pensás crear esos
simulacros de extraordinaria efectividad, si no es a partir de los intersticios…?
¿De los momentos en suspenso, de las incompletudes? ¿De la inquietud provocada en
el otro a partir de la posibilidad de no respuesta, de una ausencia provisoria
cuyas causas le son a éste inaprensibles?
¿Cuándo vas a comprenderlo, esta vez desde tu lado?
Esos silencios son la materia de los sentimientos, o más
bien de las relaciones significativas -esas que se imprimen sobre nosotros con
una intensidad que no parece ser de este mundo-: es esa materia vacía, que no es más que un condicional infinito –si no me contesta, ¿por qué será? ¿Estará
pensando en…? ¿o…?-, donde las conjeturas se vuelven el contenido, igual de
infinito y de increíble potencia -con un alcance tan grande como lo definan los
múltiples ánimos del sujeto en cuestión-, lo que nos hace desear, sufrir,
desear de vuelta y sufrir otra vez, de a dosis cuidadosamente reguladas y
alternadas; y, mientras, pensar a la otra persona en un plano tanto menos
terrenal, tanto más elevado y placentero.
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